Te devuelvo la música
Antología de tu espléndida voz
Que tiene el sabor de los vientos que
atraviesan la Costa
La largo de mí junto con esta carta
A ella debiera secundarla la mismísima
Lhasa
Aquella canadiense que un día me
presentaste
Como uno de tantos discos francamente
inencontrables
No lo entendí por cierto a cabalidad
hasta justamente ahora
Que yace imprudentemente extraviado
En casa tal vez de un viejo conocido
Todo es un desorden en mi regreso a tu
impugnable ausencia
Trataré de compensarte
Permíteme continuar con un verso de
Rilke:
“todo ángel es terrible”
Y retroceder ante él y ante ti
Como una misma belleza que sólo podría
mutilarnos
A nosotros los que aprendimos a vivir la
vida como quien prefiere perderla
Jamás aprendí la prudencia
Muestra de aquello es haber intentado
tenerla
Y que imprudente resulta acercarse a tus
labios
En horas que se pueden topar con la hora
del té
La del descanso o la de salvar a la
patria
Toda belleza se paga
Al igual que el amor otro cretino
imprudente
Pero por piedad a mi oficio
Que el costo sea el abismo
Menos que eso puede ser impagable.
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