“De lo que se trata, es que basta una
vuelta de la rueda,
para que todo cambie”
F. Dostoievski.
Sin tener más
mano que ésta
Con que rasco
mi propio cuerpo
Decidí ser
tahúr y no poeta
(aquello sólo
es un as bajo la manga).
Es tanta la
compenetración en mi oficio
Que a veces me
sorprendo
Lanzando
miradas de falsa complicidad frente al espejo
Y como gitano
He visto en mi
mano la miseria propia
Y sin vergüenza
alguna la afronté como almirante
Sonriendo como
si reinas lascivas me acariciaran los dedos
Si entras al
bar de mala muerte
Verás al
pianista atrapado por la noche
Es su sombra
quien se sienta en la barra
Y él quien
vuela tras ella como imitándola.
Su ex mano de
carne no retiene ya las copas
Pero sus
párpados conservan un abismo
Y dentro crece
un murmullo tan sublime
Que le impide
mudarse al otro mundo.
Estas extrañas
visiones no son más que manifestaciones de la vida
Con todas sus
ruletas y sus cartas marcadas
Ser tahúr es
saber que hay detrás de cada máscara
Saber que un
grito de violencia no es sino un grito de socorro
Y que el
fracaso mismo tiene una carta bajo el brazo
Es por esto que
sonrío con todo mi sudor
Toda apuesta es
un abismo
Toda realidad
una sorpresa
Cualquier
certeza una falacia
Ni la muerte volteará
todas mis cartas
Ni la vida me
arruinará por completo
Los que me
rodean dirán que lo he perdido todo
Y que mi oficio
real es el fracaso
Pues bien
Apuesto un
murmullo de piano
A que de la
vida usurpé tan solo sus ganancias
No hay comentarios:
Publicar un comentario