jueves, 22 de marzo de 2012

Asistente social visita a Diógenes el perro




Ella levantaba a los descarriados de las calles
y daba de beber a los sedientos
¿Quién tapa el sol con un dedo?
Se preguntó Diógenes cuando la tuvo de frente
la chica no tenía más de treinta años
y hablaba con propiedad de las cosas que se deben
¿Es verdad que vives en un tonel?
Preguntó la muchacha
mi casa es en vedad mucho más amplia
respondió el sabio mientras se rascaba frenéticamente
No es bueno estar solo y hambriento
insistió ella con los ojos rebosantes de caridad sincera
¿Quién te espera Diógenes, para quien vives?
El perro entonces se abalanzó sobre su presa
la tomó por los cabellos
y le hizo el amor como sólo los perros saben hacerlo
ante la mirada indiferente de Atenas que ya despertaba
luego de un descanso se marchó lamiendo el horizonte
La chica se quedó con el corazón hecho trizas
su vida se vestía de harapos
y no sabía más que gemir por la calles
se le vio con una lámpara encendida a plena luz del día
busco un hombre gritaba con los ojos extraviados
la ciudad está llena de hombres
le respondían burlones los hombres del mercado
y estallaban las risas
busco uno de verdad, uno que no necesita a nadie
espetaba la muchacha consiguiendo silencio

busco a Diógenes el perro

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